THE PAINS OF BEING PURE AT HEART. Barcelona, 13-01-2012



¡Un poquito de algo más!

En el tiempo que emplea un español normal con conocimiento medio del inglés en leer y pronunciar correctamente The Pains of Being Pure at Heart, estos chicos se marcan un concierto. Ayer pasaron por Razzmatazz, y los catorce temas que tocaron dieron apenas para una hora justa de recital: fue visto y no visto, una ráfaga primaveral de pop independiente en medio del invierno. Los neoyorquinos, tras editar dos discos extraordinarios, siguen con el directo como asignatura pendiente, pero va siendo menos evidente que les falta rodaje. Porque pese a no ser una banda de excesiva pretensión artística, sí que se esperan de ella grandes cosas: un poco de ese algo más que tanto se respira en sus trabajos de estudio, que tan revitalizador ha resultado para el panorama pop internacional.

El principal problema de The Pains of Being Pure at Heart en directo es, según mi opinión, que no son capaces de remarcar suficientemente sus grandes momentos, que los tienen y a pares; no logran grandes contrastes, y apenas consiguen subrayar o recalcar las transiciones y los cambios de ritmo interesantes. Por el contrario, tienden a monotonizar las canciones y, en consecuencia, el setlist entero, que se diluye. Carecen del trazo grueso, de la pincelada gorda que todo impresionista debe guardar para las líneas maestras. Es como si se empeñaran en copiar en bajo relieve un precioso y rico alto relieve musical, como si el cincel, sobre el escenario, perdiese profundidad o capacidad de incisión. Y no es que los Pains se distingan precisamente por clavar sus notas a golpe y martillo, o por tener un registro sonoro amplio y variado, pero se echa en falta que se pongan guapo: que se miren con orgullo al espejo y potencien sus virtudes; quizá les sobre humildad y les falte algo de ego.



Por otra parte, seguimos sin noticias de la voz de Peggy Wang-East. No hay duda de que toca de maravilla el teclado, y que siempre consigue que me acuerde de Stereolab al interpretar Young Adult Friction, pero The Pains of Being Pure at Heart, que yo recuerde, era un dúo vocalista femenino-masculino, y ahí radicaba precisamente uno de sus atractivos. Al menos en mi opinión, y sin querer desmerecer en absoluto la voz suave de Kip Berman, creo que sin ella pierden un prisma imprescindible en su fórmula melódica: el desnivel al que juega la pareja de voces en el Cd es el desequilibrio que destapa el techo bajo de los Pains, y que permite proyectar las miras libremente hacia lugares lejanos y de ensoñación garantizada. Y de tanto susurrar, la voz de Peggy pasa a un casi inútil segundo plano.

Pero al margen de estas dos fallas, del poco juego estético que dan todos menos Kip, y de la escasa duración, el concierto fue, por lo general, correcto. Tocaron prácticamente todo su primer disco, y apenas 5 del segundo; de hecho, abrieron y cerraron como en este último: con Belong y Strange. Entre medias, solo dio la sensación de que empezaban a entrar en calor en la terna Come Saturday - Young Adult Friction - My Terrible Friend. Y después, justo tras la pausa, el único momento más o menos sorprendente: Berman interpretando en solitario Contender, con dedicatoria especial para Xavi (imaginamos que Sánchez Pons, el de Mondo Sonoro). Sin tiempo para grandilocuencias, adornos ni dilataciones de ningún tipo, concretaron un sonido y un concierto compacto y coherente, encarrilado en la receta noise-pop/shoegaze que les hace sentir seguros, pero sin saltarse una coma del guión pactado. Incluso Connor Hanwick, de los Drums, que viene sustituyendo a Christoph Hochheim a la guitarra, se contagió de esta apática actitud.

No es que por ese par de discos buenos ya esperase un directo con la portentosa garra de The Joy Formidable, las perfectas tablas de Fleet Foxes o la excelencia de Bon Iver: quizá es mucho pedir. Pero lo que han demostrado, al menos en este último concierto de la mini-gira por nuestro país, es que aún les queda mucho camino por recorrer antes de convertirse de verdad en el referente del pop independiente que todos hemos visto, o querido ver, a raíz de sus dos trabajos de estudio. Seguiremos teniendo paciencia con ellos, pero un poquito menos.

Escucha el setlist del concierto en Spotify.

Fotos de Pablo Luna Chao.

También disponible en Alta Fidelidad.

2 comentarios:

  1. A ver si el batería aprende a mantener bien el ritmo y además es un poquito más creativo, .. es decir, que mejores que él hay a patadas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo creo que en estudio son muy cracks, pero claro...donde hay que demostrarlo es en directo. Y sí, en las tablas son uno más entre tantos.
      Gracias por tu comentario!!
      Pueds seguirme en Facebook si quieres:
      http://www.facebook.com/pages/En-clave-de-Luna/120393041350853

      Eliminar