THE JOY FORMIDABLE



En ocasiones paso épocas (cortas, todo hay que decirlo) en las que no encuentro música nueva. Quizá solo sean días en las que busco mal, o en los que ni siquiera lo hago; y parece como si hubiera copado el límite de mis gustos, como si empezara la cuesta abajo, como si el aburrimiento le hubiera ganado la partida a mi olfato, a mi pasión. Entonces descubro a Yuck, a Esben and The Witch, a The Joy Formidable, le doy una opción a The Pains of Being Pure at Heart, y redescubro a The Raveonettes. Ya solo por eso, por muy mal que puedan ir las cosas, siento en mí una alegría intocable, un reverdecimiento interno. Descubrir un grupo nuevo, sentir su picadura, como su veneno se expande en tu cuerpo, como te invade a cada nota y te domina, notar como su flujo ahora es el tuyo; es un pequeño y delicioso enamoramiento sublimado. Porque cada primavera nos trae flores nuevas, cada vez.

Luego puede que me informe un poco sobre la banda en cuestión, incluso puede que haga un texto como este, pero lo importante es lo que la primera escucha de The Joy Formidable me ha hecho sentir: liberación. La vitalidad que despliega este trío galés en su álbum de debut, THE BIG ROAR, infunde tales ansias de emancipación entre sus oyentes, que me cuesta no dejar de escribir, aquí sentado, para simplemente salir corriendo. Pero el amor es así: no es tiempo perdido si se lo dedico a ellos. Su ritmo constante, de fe ciega en el libre albedrío (y nada tiene que ver con la estructura, muy clara), sostiene mi esqueleto craneal; mientras que el post-craneal vuelve a erguirse, gracias a esa voz, tan llena de esperanzas, de Ritzy Bryan, y a esa persistencia eléctrica que a punto está de saturarnos. Es tal el repaso que le da a nuestro ánimo, que creo que cuando acabe el disco, en la quietud, no soportaré el silencioso vacío.

The Joy Formidable suena a varias cosas. Sleeper, Stars, Silversun Pickups; incluso a Kill Hannah, Come o Throwing Muses, y sobre todo a Yeah Yeah Yeahs. Una voz femenina fuerte, decidida pero capaz de transmitir suavemente. Apremiante pero cariñosa. Yo, desde luego, y sin entender lo que me dice, le haría caso a Ritzy sin dudarlo. Los estribillos son potentes, pegadizos, y son tan buenos que provocan un fuerte deseo de que lleguen. Son himnos de la primavera, de la vida en renacimiento, siempre cargados de bondad y espíritu positivo. The Joy Formidable no permite que te hundas, tira de ti hacia arriba, hacia adelante, hacia donde haga falta. Exprime y saca toda la juventud que aún queda en cada cuerpo. THE BIG ROAR, de algún modo, te hacen entender que son infinitas las opciones, que todo está siempre por llegar, y que son inútiles la autocomplecencia, el conformismo y la resignación. Intolerancia al abatimiento. Será porque vuelan, y volarán, muy alto.

Este magnífico álbum de debut salió en enero, pero su frescura sólo puede remitirnos a la hierba recién nacida, a esa lluvia que huele a tierra feliz, a la brisa del mar, descalzos en la playa. Además The Joy Formidable son muy creativos, puede que incluso más que Yeah Yeah Yeahs. Calificarlos de art-rock me parece exagerar un poco, como el compararlos con Arcade Fire. Cada uno a su camino, pero en lo que respecta a esta banda, tras THE BIG ROAR, se les exigirán grandes cosas. Porque aunque pierde un poco de fuerza al final, está plagado de temazos. Todas con guitarras insistentes, como ese buen amigo que se empeña siempre en levantarnos el ánimo, en echarnos un cable y una risa terapéutica. The Everchanging Spectrum Of A Lie, I Don't Want To See You Like This, con un estribillo demoledor, o A Heavy Abacus, Whirring y Cradle, con momentos realmente brillantes, son lo mejor de este Cd. Y Austere, Chapter 2 y The Greatest Lights Is The Greatest Shade resucitarían a un muerto.

Atlantic Records está detrás de esta grabación, pero lo importante es lo que tienen estos chicos por delante: mucho rock y mucho futuro para seguir evolucionándolo. The Joy Formidable ha irrumpido con fuerza en una escena que necesita siempre otra nueva primavera. Puntuales han acudido estos galeses a la cita. Y espero que no se me pase pronto esta tontería con ellos. Sé que esto no dice mucho de mi vida sentimental, pero cada semana me gusta tener un grupo favorito distinto. Quizá dentro de un par de años, de hecho, puede que nos volvamos a enamorar, cuando saquen su 2º álbum. Lo espero ya con ansia.