Coincidencias; o es que la genialidad va por familias.
The wire, última temporada: McNulty visita a sus hijos, ya adolescentes, que apenas le prestan atención. Uno juega a la consola; el otro acaricia su eléctrica, tras dar un concierto al que McNulty no asistió. Está decepcionado, apenas le mira y rechaza hacerle una demostración, a destiempo, de lo que hace con su grupo. McNulty va perdiendo su sonrisa y no acierta a bromear con la música que suena en la habitación: "Qué grupo es ese?" pregunta, "Dead meadow" responde su otro hijo, el de la consola. "Dead metal?", "No! Meadow, Dead meadow". "Y qué pasó con los Ramones...?". Ante lo cual los dos hijos se miran, tristes y avergonzados.
Y es que Jason Simon, vocalista de Dead Meadow, es el sobrino de David Simon, genio creador de The Wire y de Treme. Yo sabía que me sonaba de algo este grupo, y ahora por fin sé el por qué. El grupo nació antes que la serie, y creció en solitario e independiente hasta formar parte de la cartera de grupazos de Matador Records.
Provenientes de un sonido que recuerda al mismísimo Jimi Hendrix, Dead Meadow evoluciona hacia un rock maduro y experimentado, hacia un sonido calmado y potente en su pose, y que sabe a elixir de reconstrucción interior, a terapia de autosuficiencia. Los rifs de guitarra, los cambios de ritmo de la batería, los punteos con guagua y el claroscuro que evoca la conjunción de éstos con el bajo alcanzan la brillantez en sus dos últimos discos (Feathers, 2005; OLD GROWTH, 2008).
La arrogancia en la voz de Jason casa perfectamente con el sonido provocador y semiacústico de las cuerdas, y con el ritmo soberbio, prepotente, con la inmensa llanura estival que crea la batería. Si el Feathers es, seguramente, la consagración del sonido de este grupazo, OLD GROWTH es una pequeña demostración más de la progresiva dilatación de los horizontes musicales de los de Washington DF.
Un sonido particular, atractivo y que genera cierta adicción. Gustará a quien pueda pasar de un dico a otro de Pearl jam sin disminución de entusiasmo, a quien disfrute con Morphine, Calla, Pavement, o con el punto de dejadez de Richard Ashcroft (The verbe). Disfrutará con el FEATHERS y con el OLD GROWTH de Dead Meadow el verdadero amante del rock. De ese al que apenas se le pueden poner apellidos.
The wire, última temporada: McNulty visita a sus hijos, ya adolescentes, que apenas le prestan atención. Uno juega a la consola; el otro acaricia su eléctrica, tras dar un concierto al que McNulty no asistió. Está decepcionado, apenas le mira y rechaza hacerle una demostración, a destiempo, de lo que hace con su grupo. McNulty va perdiendo su sonrisa y no acierta a bromear con la música que suena en la habitación: "Qué grupo es ese?" pregunta, "Dead meadow" responde su otro hijo, el de la consola. "Dead metal?", "No! Meadow, Dead meadow". "Y qué pasó con los Ramones...?". Ante lo cual los dos hijos se miran, tristes y avergonzados.
Y es que Jason Simon, vocalista de Dead Meadow, es el sobrino de David Simon, genio creador de The Wire y de Treme. Yo sabía que me sonaba de algo este grupo, y ahora por fin sé el por qué. El grupo nació antes que la serie, y creció en solitario e independiente hasta formar parte de la cartera de grupazos de Matador Records.
Provenientes de un sonido que recuerda al mismísimo Jimi Hendrix, Dead Meadow evoluciona hacia un rock maduro y experimentado, hacia un sonido calmado y potente en su pose, y que sabe a elixir de reconstrucción interior, a terapia de autosuficiencia. Los rifs de guitarra, los cambios de ritmo de la batería, los punteos con guagua y el claroscuro que evoca la conjunción de éstos con el bajo alcanzan la brillantez en sus dos últimos discos (Feathers, 2005; OLD GROWTH, 2008).
La arrogancia en la voz de Jason casa perfectamente con el sonido provocador y semiacústico de las cuerdas, y con el ritmo soberbio, prepotente, con la inmensa llanura estival que crea la batería. Si el Feathers es, seguramente, la consagración del sonido de este grupazo, OLD GROWTH es una pequeña demostración más de la progresiva dilatación de los horizontes musicales de los de Washington DF.
Un sonido particular, atractivo y que genera cierta adicción. Gustará a quien pueda pasar de un dico a otro de Pearl jam sin disminución de entusiasmo, a quien disfrute con Morphine, Calla, Pavement, o con el punto de dejadez de Richard Ashcroft (The verbe). Disfrutará con el FEATHERS y con el OLD GROWTH de Dead Meadow el verdadero amante del rock. De ese al que apenas se le pueden poner apellidos.
Let it all pass
What needs must be
At her open door