A priori, todos los géneros musicales pueden llegar a ser mezclados entre sí, ¿por qué no? Ahora, también es cierto que el que mucho abarca, poco aprieta. Partiendo de estas dos bases, escuchemos Hidden Orchestra, el proyecto de Joe Acheson donde pretende fusionar el jazz, post-rock, trip-hop, downtempo, electrónica y música clásica de cámara, y juzguemos si algo así es concebible. NIGHT WALKS es su primer trabajo, producido por el sello británico Tru Thoughts (que hicieron debutar a Bonobo con su Animal magic), y es algo que no se encuentra todos los días.
Hidden Orchestra son escoceses: Tim Lane y Jamie Graham tocan dos baterías a la vez (debido a la influencia de Gene Krupa, el primer batería superstar), Poppy Ackroyd se encarga de teclados y los violines y Joe Acheson, a parte de componerlo todo, toca el bajo y manipula samplers electrónicos. A esto hay que sumarle, para la grabación en estudio de NIGHT WALKS, el cello de Su-a Lee, la trompeta de Phil Cardwell, el corno francés de Marcus Britton, y un saxo soprano, una flauta travesera turca kaval, y una flauta dulce irlandesa low whistles, interpretadas por Fraser Fifield. Acheson, un auténtico hombre-orquesta, dirige todo esto de una manera impensable, aunque con una clara tendencia hacia la electrónica, el downtempo en concreto, y la constante presencia del concepto de grupo de cámara.
Desde luego, el mayor logro en cuanto a fusión, es el temazo que abre el Cd: Antiphon. Sobre una base de trip-hop se desarrolla una estructura que, por momentos, recuerda a cosas de Red sparowes, de Godspeed you! Black Emperor o incluso de Mogwai. A partir de aquí, no hay ni rastro de rock. Acheson se declara fan de Radiohead para justificar su intento de fusión, pero para alcanzar el genuíno estilo de rock etéreo de los ingleses, ese rock elíptico que hasta puede carecer de guitarras, hace falta mucha experiencia en el rock 'n' roll convencional. A Acheson le falta, y se nota.
El rock fuera. El resto de elementos, sin embargo, sí que están más equilibradamente presentes a lo largo del disco. La métrica de sus canciones varía desde el trip-hop y el downtempo hasta algo cercano al drum & bass, pero siempre elegantemente adornada por un abanico instrumental considerable, samplers con sonidos naturales, y la ácida entonación del jazz vanguardista. El resultado es un sonido, por momentos, tremendamente cinematográfico, elegante por lo elevado de la conjunción intrumental y un ejemplo más de que, con el tiempo, sí puede llegar a existir una música clásica posmoderna.
NIGHT WALKS es un disco interesantísimo, sorprendente, refinado y de aire distinguido. Un sonido en la línea del Motion y del Every day de Cinematic Orchestra, y también, aunque con bastante menor habilidad para el jazz, cercano a la sublime propuesta de Portico Quartet, Knee-deep in the North Sea. ¿Electrónica elegante, o jazz modernista?
Dust
Footsteps
Strange