Cuando el sol sale por el norte.
Con el sonido de los semáforos del Mario Kart poniéndose en verde arranca el primer trabajo de Shout Out Louds, una banda sueca de indie-pop que presentó, hace una semana en Madrid, su tercer álbum. Ya han dado varias vueltas al circuito, y el bólido parece tener buena salud. Pero sin duda alguna, me quedo con ese acelerón de sus primeros tiempos, con este HOWL HOWL GAFF GAFF: uno de esos discos humildes que alcanzan la repercusión que merecen.
Lo editó el sello Bud Fox Recording, en su Suecia natal, en 2003; y sonaba tan bien que dos años después EMI lo reeditó y distribuyó por EEUU, UK y Japón. Ahora están en Merge Records, y el productor de su último álbum, Work, es ni más ni menos que Phil Ek, genio creador de los tres Cds de Band of Horses, por ejemplo, o del alucinante debut de Fleet Foxes. ¡Casi nadie al aparato, oigan! Han crecido, desde luego. No pretendo hablar aquí de la evolución de Shout Out Louds: no es que no me guste, pero me interesa mucho menos. Porque es que con un álbum de debut así es normal perder la inocencia, y aspirar a más; pero cuando el secreto está en la propia humildad, en esa inocencia perdida, ahora parece como si algo, casi desde el principio, ya estuviera acabando.
Our Ill Wills y Work son muy buenos Cds, pero HOWL HOWL GAFF GAFF tiene todavía el olor a nuevo del plástico para envolver, que no tiene precio. No tiene los arreglos y recovecos musicales de los otros dos, carece de complejidad, e incluso de pretensión: parece realmente hecho por amor al arte. Quizá no sea justo definirlo así, pero cuando no se tiene mucho que decir, es mejor hacerlo de forma sencilla, directa y honesta: así es HOWL HOWL GAFF GAFF. Pero cuando se adorna mucho un discurso corto, aunque haya crecido, pierde un poco su esencia, y lo realmente bueno y autóctono se hace menos visible.
El estreno de Shout Out Louds rebosa vitalidad, pero con esa encantadora moderación nórdica que tan de moda está. Evitando comparaciones, el sonido de estos chicos de Estocolmo bebe mucho del pop británico, y un poquito del nuevo indie-folk de Estados Unidos. El resultado es un sonido alegre, despreocupado y muy fácil de digerir; un pop de animada tranquilidad, que no da lugar a decaimientos y agorafobias (salvo en Go Sadness). Una música 100% primaveral, pero no agotadoramente frondosa, como está siendo la primavera en Madrid, sino simplemente florida, fértil y bonita.
Cualquier disco que se abra con The Comeback merece ser escuchado hasta el final. El placer que segrega ese sencillo punteo, tras cuatro notas bien puestas, resume el espíritu del HOWL HOWL GAFF GAFF. Pero es que luego va Very Loud, de batería de grandes praderas, y un trote solo digno de los abanderados de un combate. En el Cd brillan muy por encima de las demás estos dos temas inaugurales, There's Nothing, A Track And A Train (pero es que los dúos femenimo-masculino de esta guisa me vuelven loco) y, sobre todo, Please Please Please, con una pareja de guitarras que se llevan mejor que nunca. Las gardenias crecen rápido con lo mejor de Shout Out Louds.
Últimamente nos llegan muchas cosas buenas del norte europeo. El twee pop está de moda en tierras escandinavas. No es que Shout Out Louds sea lo mejor de entre todo ese material, pero sí es uno de esos grupos que parecen brotar con las lluvias de abril. Curioso que me tengan que venir a traer el sol unos chicos tan del norte.
Con el sonido de los semáforos del Mario Kart poniéndose en verde arranca el primer trabajo de Shout Out Louds, una banda sueca de indie-pop que presentó, hace una semana en Madrid, su tercer álbum. Ya han dado varias vueltas al circuito, y el bólido parece tener buena salud. Pero sin duda alguna, me quedo con ese acelerón de sus primeros tiempos, con este HOWL HOWL GAFF GAFF: uno de esos discos humildes que alcanzan la repercusión que merecen.
Lo editó el sello Bud Fox Recording, en su Suecia natal, en 2003; y sonaba tan bien que dos años después EMI lo reeditó y distribuyó por EEUU, UK y Japón. Ahora están en Merge Records, y el productor de su último álbum, Work, es ni más ni menos que Phil Ek, genio creador de los tres Cds de Band of Horses, por ejemplo, o del alucinante debut de Fleet Foxes. ¡Casi nadie al aparato, oigan! Han crecido, desde luego. No pretendo hablar aquí de la evolución de Shout Out Louds: no es que no me guste, pero me interesa mucho menos. Porque es que con un álbum de debut así es normal perder la inocencia, y aspirar a más; pero cuando el secreto está en la propia humildad, en esa inocencia perdida, ahora parece como si algo, casi desde el principio, ya estuviera acabando.
Our Ill Wills y Work son muy buenos Cds, pero HOWL HOWL GAFF GAFF tiene todavía el olor a nuevo del plástico para envolver, que no tiene precio. No tiene los arreglos y recovecos musicales de los otros dos, carece de complejidad, e incluso de pretensión: parece realmente hecho por amor al arte. Quizá no sea justo definirlo así, pero cuando no se tiene mucho que decir, es mejor hacerlo de forma sencilla, directa y honesta: así es HOWL HOWL GAFF GAFF. Pero cuando se adorna mucho un discurso corto, aunque haya crecido, pierde un poco su esencia, y lo realmente bueno y autóctono se hace menos visible.
El estreno de Shout Out Louds rebosa vitalidad, pero con esa encantadora moderación nórdica que tan de moda está. Evitando comparaciones, el sonido de estos chicos de Estocolmo bebe mucho del pop británico, y un poquito del nuevo indie-folk de Estados Unidos. El resultado es un sonido alegre, despreocupado y muy fácil de digerir; un pop de animada tranquilidad, que no da lugar a decaimientos y agorafobias (salvo en Go Sadness). Una música 100% primaveral, pero no agotadoramente frondosa, como está siendo la primavera en Madrid, sino simplemente florida, fértil y bonita.
Cualquier disco que se abra con The Comeback merece ser escuchado hasta el final. El placer que segrega ese sencillo punteo, tras cuatro notas bien puestas, resume el espíritu del HOWL HOWL GAFF GAFF. Pero es que luego va Very Loud, de batería de grandes praderas, y un trote solo digno de los abanderados de un combate. En el Cd brillan muy por encima de las demás estos dos temas inaugurales, There's Nothing, A Track And A Train (pero es que los dúos femenimo-masculino de esta guisa me vuelven loco) y, sobre todo, Please Please Please, con una pareja de guitarras que se llevan mejor que nunca. Las gardenias crecen rápido con lo mejor de Shout Out Louds.
Últimamente nos llegan muchas cosas buenas del norte europeo. El twee pop está de moda en tierras escandinavas. No es que Shout Out Louds sea lo mejor de entre todo ese material, pero sí es uno de esos grupos que parecen brotar con las lluvias de abril. Curioso que me tengan que venir a traer el sol unos chicos tan del norte.