THE TALLEST MAN ON THE EARTH



Aquellos extraños e intolerantes fans de Bob Dylan, aquellos que le abuchearon, que le negaron el aplauso, y que le tildaron de traidor (a ellos, a sí mismo y a la música) concierto tras concierto, seguramente habrían entregado sus corazones a este joven sueco (de estatura media-baja) que tan bien está interpretando la música folk. Sin embargo, aunque bien podría provenir de la más profunda América, The tallest man on the Earth es, sobre todo, un sonido universal.

Cargado tan solo con una guitarra, un banjo y una voz alucinante, este chico desarrolla una música sencilla, intimista y dulce: hace del folk una experiencia tierna, un apacible viaje, al aterdecer, a través de interminables y suavizadas explanadas. THE WILD HUNT, su segundo Cd, refleja eso hasta en la portada. Sin embargo, he elegido la de su primer EP, pues describe más al artista que al sonido: un hombre medio desnudo, sencillo, sin complejos, que toca, nace y crece junto a la tierra y la naturaleza.

Es inevitable la comparación. Pero en este caso, es también un placer y una gran riqueza. The tallest man on the Earth, como decía antes, enlaza con la tradición musical en la que nació el gran mito americano de Bob Dylan, con la de los fieles herederos de Woody Guthrie. Su concepto rítmico (creado, cómo mandan los cánones, solo en base a guitarra y banjo) y estético son el 'abc' del folk del suroeste norteamericano, sin adornos ni florituras insustanciales. Tan solo suma la virtud de la juventud y de la vitalidad, el desahogo de un sonido puro y natural; la delicadeza y la frescura de sus composiciones.

Y, claro está, una voz especial. Lo bueno, en este caso, es que pese al tremendo parecido, THE WILD HUNT es un disco que no podría ser de Dylan. Entre otras muchas cosas, porque es mucho más clásico que cualquiera de los suyos, porque es amigo de los finales felices, porque la disciplina de su forma de cantar le resta ese punto de genialidad, y porque este pequeño gran chico sueco apenas ha empezado a caminar. Kristian Matsson ha demostrado que domina un determinado estilo de música. Su apuesta, pese a ser clasicista, es arriesgada (por la evidente comparación). El futuro dirá si es capaz de evolucionar esa estética y perfilar aun más su personalidad musical. Por lo menos esa es la apuesta del joven sello independiente Dead Oceans (hermano pequeño de Secretly Canadian y Jagjaguwar). Otra prueba de la buena salud del indie americano.


You're going back

The wild hunt (en intimidad)

Burden of tomorrow