ZEBDA. Barcelona, 06-03-2012



Los tiempos de la canción protesta han vuelto; y con ellos, Zebda.

Tras casi 8 años alejados de los escenarios, y sin haber anunciado todavía su intención de lanzar al mercado nuevo material, los Zebda volvieron a hacer lo que más les gusta en el mundo hace unos meses: tocar, cantar y bailar sobre las tablas para un montón de gente animadísima. Fue a mediados de octubre del año pasado, en la localidad francesa de Cahors. Poco después, en enero, vio la luz el quinto álbum de estudio de la banda, Second Tour, y ayer, 6 de marzo, dieron en Barcelona el pistoletazo de salida a una larga e íntegramente francesa gira. Un regreso celebrado, y más cuando parece que los tiempos de la canción protesta han vuelto también: Zebda despierta conciencias, alimenta luchas justas, aunque sean interiores, y exterioriza la rabia, el humor y las ganas de pelea y de vida que todos nosotros llevamos dentro. Porque este colectivo sabe que la más importante de las contiendas que el hombre ha de librar en su vida es contra sí mismo, contra la rendición frente a la muerte y/o la quietud. Y por eso no paran de moverse: porque mientras siga la música, seguiremos estando vivos.

Los 8 integrantes de este nuevo Capricho de Apolo provienen todos de Toulousse, y varios de ellos son de procedencia magrebí. Los hermanos Hakim y Mustapha Amokrane, junto a Magyd Cherfi, hacen del juego multi-vocal un arte: con un estilo que va de la chanson hasta la dinámica y el flow del más melódico de los Mc, pero con un plus de motivación e interactuación (entre ellos y con el público). Como base: dos guitarras, un bajo, teclado y programación, y una batería de fábula; por momentos, además, un acordeón, una española, y hasta un laúd. Todo compacto y bien armado, con una producción brillante y precisa, bien limpio y definido: porque lo de Zebda es la extraña y perfecta mezcla triangular de exotismo, cercanía y de la celebración del underground; y no es fácil mostrarlo como un todo de buen cuerpo.