Un día lejano que sabes que pronto se volverá a repetir.
Jack Tatum es un chico de Virginia, y además es Wild Nothing, una de las grandes noticias de 2010. Empezó a hacer ruido en 2009 con unas demos, y pronto fichó por un sello joven de Broocklyn, Captured Tracks, para la confección de lo que ha sido su álbum de debut. GEMINI fue uno de los Cds preferidos por la crítica especializada el año pasado, y no es para menos. Tatum se rodeó entonces, lo mismo que para sus actuaciones en directo, de una banda que le sigue a pies juntillas. Fruto de aquel contrato y de ese trabajo, vio la luz en mayo este maravilloso Cd de enorme producción propia. Un sonido que nos recuerda a infinidad de grupos de los últimos 30 años, un ejercicio de revisionismo más que destaca por liviano, grácil y fluido.
La comparación con The Pains of Being Pure at Heart me parece inevitable, aunque también cabría hacerla con The Morning Benders, The Radio Dept. o incluso con Yo La Tengo; así en general. Claro que luego hay temas en concreto que parecen vitrinas de museo de músicas de otro tiempo, como Driffter, que bien podría ser de Cocteau Twins o de This Mortal Coil. Confirmation me recuerda al rollo cyberbruja puesta de ácido tipo Ariel Pink's Haunted Graffiti, y My Angel Lonely, un poquito, al acento Deerhunter. GEMINI, por tanto, no me parece un canto a la originalidad, pero sí que consigue armonizar todas esas influencias y semejanzas. Es una de esas mezclas capaces de hacerte olvidar los evidentes ingredientes que lo componen, para transformarlos todos en pequeños aportes a un nuevo sonido, aunque tremendamente familiar.
GEMINI destaca frente a otros Cds de poprock independiente por esa extraña frescura que tiene su acento a sabor viejo, ya usado. Es como cuando compras algo de segundaano y te parece mentira que alguien haya podido haberla usado ya antes: suena a nuevo y a antiguo a la vez, como si fueran una revisión de ellos mismos, antes incluso de que se establecieran como un sonido concreto. No obstante, el tono de voz, el color de la piel de su sonido, y la recurrencia en los efectos, los teclados y los ritmos calmados, nos hablan de una personalidad musical importante; al menos, incipiente.
Lo que más me gusta de Wild Nothing es la aparente sencillez de lo que hace. Lo fácil que parece que le resulta a Tatum hacer música. Es como de una lógica aplastante, como si estas melodías y efectos, estas texturas de ante, impregnadas de la dosis justa de purpurina y brillantina, hubieran estado ahí, siempre al alcance de todos, suspendidas en el imaginario colectivo a la vista de todos, esperando a que alguien se las apropiara. Son canciones que cuando las oyes piensas: "claro...¿cómo no se la había ocurrido antes a nadie coponer esto?". Summer Hollyday y, sobre todo, Live In Dreams y Our Composition Bock te hacen sentir como esas canciones de Yo La Tengo y The Pains of Being Pure at Heart, que sabes que tiene algo especial. Llamémosle canon del indie: llevan implícita una luminosidad interna, irradian tanta sensación de libertad, de emancipación, que te parece ver el mundo como una inmensa pradera sin fronteras.
Wild Nothing hace un poprock envuleto en neblina postmoderna, un rock pálido e independiente del mundo formal; un pop construido con el material del que se hacen los sueños, con un ritmo siempre amable, acompañado de unos teclados inconfundibles de sonido acristalado pero grumoso. Confieren ese eco de luz tenue que abre la pista de baile a las formas y sonidos que van de hoy hasta los '80. Pero siempre con un principio de personalidad muy grande. Varios de los temas, algunos porque nos suenan a otros grandes grupos, y otros porque nos parecen una novedad incontestable, parecen haber nacido para ser míticos. Parecen himnos de un día perdido en la memoria, un día lejano que sabes que pronto se volverá a repetir.
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