Mostrando entradas con la etiqueta Mogwai. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mogwai. Mostrar todas las entradas

MOGWAI (Hardcore Will Never Die, But You Will, 2011)



Aires nuevos recorren las cuerdas de Mogwai.

Son como ese vecino majete de toda la vida, ese con el que nos encontramos de vez en cuando en la panadería, y con el que siempre cae una agradable cañita y una charla amena que nos endulza el paladar. Rebosan familiaridad, humildad y grandes dosis de trabajo y constancia. Por eso Mogwai rara vez nos decepciona. Los de Glasgow editan este invierno su 7º álbum de estudio, HARDCORE WILL NEVER DIE, BUT YOU WILL, y eso me lleva a dos conclusiones. Uno: que me estoy haciendo mayor si recuerdo casi íntegra la carrera de una banda con 7 discos. Y dos: que a veces ese vecino modesto y de hábito cotidiano, de pronto, se ha convertido, no solo en estrella, sino en una de las más admiradas referencias del post-rock.

Esta vez han vuelto en serio, de verdad; Y son los de siempre: el Mogwai del Mr. Best y del Happy Songs For Happy People, que relega casi al ostracismo a su olvidable y último trabajo, The Hawk Is Howling. De este Cd dije hace unos meses que no me convencía, que le faltaba ese pasito hacia adelante que ya tocaba, una evolución necesaria. Porque el post-rock debe reinventarse casi cada mañana ya que, en teoría, aborrece lo ya establecido. Y el paso ha sido todo un salto, con oca de por medio.


HARDCORE WILL NEVER DIE, BUT YOU WILL suena a nuevo desde la primera nota, desde la aireada y siempre instrumental White Noise. La múltiples capas de guitarra, bajo y teclado vuelven a su sitio, pero proyectan sombras distintas, hábilmente deformadas. Otra novedad: con Mexican Grand Prix demuestran, al parecer, haber superado su asignatura pendiente, la de coquetear con la electrónica manteniendo incólumes sus estructuras progresivas de rock agresivo. Las mismas que, contundentemente, renuevan en Rano Pano, una 3ª pista que completa un primer cuarto de hora brillante. Aires nuevos recorren las cuerdas de Mogwai.

Siempre han sido maestros del contraste: eléctricos y anestésicos; pero ahora nos sorprenden con pequeñas dosis de concentrada contundencia como San Pedro, de remarcada estructura, donde cada nota se ha colocado con martillo. Eso sí, bien rodeada de narcóticos. Sonar a nuevo y a añejo a la vez no es fácil, pero los de Glasgow lo han conseguido. Porque las mejores transiciones se hacen modificando poco a poco las piezas.Y How To Be A Warewolf o Too Raging To Cheers (o las mismas Rano Pano y White Noise), por ejemplo, repiten la clásica progresión Mogwai, pero con fraseos, transiciones y pequeños detalles totalmente inéditos hasta ahora.

Un grupo de culto como este no suele necesitar nuevos argumentos para presentarse en un festival como el Primavera Sound. Sin embargo, en este caso, Mogwai sí nos da una buena razón para volver a verles en mayo. HARDCORE WILL NEVER DIE, BUT YOU WILL proporcionará a su directo las mismas oleadas de suaves y densos guitarreos, la misma profundidad, iluminada por manchas, de su callado instrumentalismo, y el mismo claroscuro rítmico de siempre, que nos hace gravitar desde el torrente al remanso. Pero también habrá un Mogwai más maduro, más pulido, con una mejora técnica que parece haber barnizado su sonido. Es lo que suele pasar cuando un grupo crece tanto desde un sello independiente como Matador Records: siendo tan dueños de su sonido, tarde o temprano, terminan auto-produciéndose. Este es, por tanto, el primer trabajo importante de Rock Action Records, su propio sello discográfico.

El disco, por cierto, se filtró en internet el 31 de diciembre, pese a que la fecha oficial del lanzamiento es el 14 de febrero. Definitivamente, la industria musical ya ha cambiado. Y Mogwai navega viento en popa simplemente porque son buenos y hacen bien su trabajo.

MOGWAI (The Hawk Is Howling, 2008)



Mogwai ha vuelto, aunque nunca se fue. Esto se debe a una regularidad y fluidez de trabajo envidiables, y a que es de esas bandas que produce discos de los que nunca te cansas. Mogwai siempre te proporciona momentos desconocidos o hasta ahora ocultos; sus notas, la larga repetición de sus melodías, armoniosas, incomprendidas, impotentemente románticas, hacen que su música represente, mejor que ninguna, el auténtico paso del tiempo. La espera desde el MR. BEST ha sido plácida porque nunca se agotan sus discos anteriores.

THE HAWK IS HOWLING es el 6º album de estudio de este quinteto de Glasgow. Es, seguramente, el menos atractivo de todos ellos a primera vista, pese a una impresionante y caracterísitica apertura (I'm Jim Morrison, I'm dead) que, desde la primera vez que la oímos, nos da la impresión de que ha formado parte de nuestras vidas desde siempre. A partir de ahí el disco resulta un poco decepcionante, carente de tensión, pese a la cruda y ruidosa pista 2. Tres canciones anestésicas aunque un tanto inocuas y un extraño intento de aproximación al synth-pop no es a lo que nos tenían acostumbrados estos simpáticos postrockeros futboleros y católicos (son muy de Celtic de Glasgow).

En Mogwai subyace siempre un regusto a desgracia, a incomprendida enemistad del mundo hacia quien lo escucha. En Mogwai, en sus grandes temas de verdadero post-rock progresivo e instrumental, donde todo lo canalizan las distorsiones, los cambios de ritmo, la apertura de la batería, los arpegios tendidos y el despliegue final de luz y energía, hay siempre el mágico despertar de la mente romántica, que entiende tristemente su infinita pequeñez frente al inmenso poder de la naturaleza, que se sobrecoge con la asfixiante soledad de su propio ser, pero que camina y continuará caminando, con el alma hecha jirones, el espíritu herido, aún más fuerte, y la firme convicción de que, por la fe, obtendrá la salvación (si me leyeran, creerían que les interpreto a lo protestante, a lo Ranger). Mogwai hace digno y honorable el esfuerzo, la constancia; da fuerzas contra la sombra de la rendición, enciende y canaliza nuestra ira contra la misma creación que nos permite respirar: pero respirar el podrido y delicioso aroma de una dolorosa conciencia.

Lo que le falta al THE HAWK IS HOWLING es esa especie de humor negro, de sonora e incandescente pregunta retórica hacia los cielos, ese regusto a lamento resignado de Travel is dangerous, esa deseperada mirada, a lo Antonius Block en el Séptimo sello, hacia un panteón desgarrado y abandonado de You don't know Jesus, o el desesperanzado y oscuro piano de I know you are, but what am I?, obras que hacen de la música algo incalculablemente grande porque convierte momentos irrepetible en repetible (incluso por encima de la saciedad). Nunca dejarán de emocionarme muchas de las canciones de Mogwai, aunque pasen y pasen los años.

Mogwai es, sin duda, uno de los grupos más valorados y respetados del post-rock y de la música instrumental, muy apreciado por el estilo progresivo que han mostrado en anteriores discos, con larguísimos temas y rasgueo de eléctrica que erizan el cabello y que embellecen profundamente un ordenado y agradable ruido, tan humano como atractivo. Las últimas cuatro canciones recuerdan más al Mogwai evolucionista, más inquieto y curioso, más preguntón y sarcástico, al Mogwai crudo y orgulloso que hace digno el esfuerzo y la fe humana.

A quien no conozca a este grupo le recomiendo que empiece por el principio, aunque el flechazo se produce con el MR. BEST y con el HAPPY SONGS FOR HAPPY PEOPLE. Después, a los amantes del post-rock les digo que no me convence este último trabajo de los escoceses, considerados ya por mi como grupo de culto desde hace un tiempo: esperaba más, un paso más, un punto más de madurez, de evolución. Porque el post-rock se ha de reinventar con mucha más frecuencia que otros estilos de música, no valen las estructuras incólumes, académicas, ortodoxas. Espero con especial ansia un nuevo trabajo de Mogwai, y espero, sinceramente, que no sea más de lo mismo, que es siempre genial, pero ya no sorprendente (salvo los tres temazos que adjunto).


I'm Jim Morrison, I'm dead


I love you, I'm going to blow up your school

Scotland's shame