La pregunta al salir del concierto de ayer de Genius/GZA en la sala Apolo fue, inevitablemente, la siguiente: ¿cómo va el partido? Era lógico. Pero el verdadero interrogante que me quedó a mí, oculto mientras el Barça no certificaba su pase a las semifinales de la Copa del Rey, era si el hip-hop es o no un género musical minoritario. No hablo de géneros mejores o peores, en absoluto: pienso que hay piezas de hip-hop que nada tienen que envidiar a temas de rock, por ejemplo, consideradas obras maestras; y GZA es, de hecho, autor de algunas de ellas. Ha habido y hay artistas raperos de platino, y aunque seguramente no se editen tantos Cds de este estilo como de pop o de rock, el rey y la reina del mercado, sí tiene un nicho bien marcado y estable que sigue permitiendo el nacimiento de nuevos valores y estrellas. Pero en cuanto al público que mueve, ahí sí me parece minoritario; aunque es la idiosincrasia de la cultura del rap: la marginalidad. No es que sean pocos, ni pobres, ni marginados sociales; es que disfrutan sintiéndose al otro lado, y por eso dan la sensación de ser un colectivo cerrado y excluyente.
Son pocos porque ellos quieren pensar que son pocos, pero ante un regalo como el de GZA en un escenario, interpretando además el mejor de sus trabajos, ves aparecer allí a ciento y la madre, a gentes de todas la edades, a todo aquel que en su día, al menos durante una temporada, escuchó algo de rap del bueno. Porque el mayor de los Wu-Tang Clan es toda una leyenda, y su Liquid Swords una auténtica referencia en el género. Nadie se lo quería perder, incluso a costa de ver solo el segundo tiempo del clásico. De todas formas, un público mayoritariamente joven abarrotó entusiasmado las primeras filas. Tal vez, sus edades coincidieran con los momentos vitales de mayor energía y pura rebeldía. Porque es este un género que solo admite a luchadores, soldados del ritmo y sicarios de la rima, y Genius es un solista que no necesita comandante, es un guerrero del cuerpo a cuerpo. Honesto con su trabajo, no tuvo reparos en presentar un álbum de 1995, e incluso tuvo el detalle de desempolvar cosas de cuando su antigua banda.
El hip-hop, de todas formas, en un estilo bastante tradicionalista, como lo son, en muchas cosas, sus oyentes. No admite excesiva variación, y el dogma es repetido año tras año. Por eso cuando un artista encuentra su tecla, es raro que se aparte de esa fórmula. GZA se ha caracterizado siempre por el tono serio de su discurso, por combinar a la perfección dureza y elegancia. Ayer se mostró como un músico sencillo, entregado al sentir de un sonido que recorre sus venas a tiempo completo. No se salió del guión esperado, y con solo un Dj a sus espaldas y un enorme fotógrafo personal superyanqui acompañándole en el escenario, el hombre rapeó con la seguridad y el oficio de quien lleva haciéndolo una vida entera.
Se sintió arropado. Tal vez pensó que el público le fallaría, pero fue todo lo contrario. Así, como señal de agradecimiento y camaradería, se pasó el concierto pegado al borde del escenario, bien cerca de la gente, chocando infinidad de puños, sacándose fotos, bajando incluso a fundirse en un baño de masas con sus seguidores, y finalmente, firmando cientos de entradas, camisetas, zapatillas, alguna que otra gorra y hasta una T10 de metro. Tal vez en otros tiempos mostrara una actitud más agresiva, más arrogante o desafiante, o tal vez cuando gozaba de mayor compañía y complicidad sobre las tablas. Pero ayer dio la impresión de ser el icono mayor de un montón de gente a la que, fácilmente, dobla la edad, y de no tener ni la mitad de frescura y energía que ellos. Cosa lógica, pero no por ello menos triste u ocultable. El hip-hop, aunque su estatus no quede puesto en absoluto en duda, es un género bastante limitado y restringido a un público adolescente.
Hablamos de GZA, que es un artista consolidado, de larga carrera y bastante ortodoxo. Veremos el próximo miércoles quién se acerca al concierto de Herbaliser. Tal vez descubramos una relación proporcional entre el nivel de innovación o apertura del estilo y las edades de la gente que lo escucha. Por lo pronto, al menos por el momento, me quedo con la impresión de que es un género minoritario.
Fotos de Pablo Luna Chao.
También disponible en Alta Fidelidad.
Fotos de Pablo Luna Chao.
También disponible en Alta Fidelidad.
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