Ha nacido una estrella.
A esta chica la escuché, por el rabillo de la oreja, a principios de verano en el Día de la Música Heineken de Madrid, sin saber quién era, y sin hacerle mucho caso. Recuerdo haber comentado algo que se suele decir en los festivales cuando oyes algo que no conocías hasta el momento: "Oye, pues mola esta tía, eh?". Pero no siempre vuelves a casa y acoplas de inmediato esa novedad en tu día a día musical. Y yo, en este caso, he tardado medio año en rendirme al encanto de Anna Calvi. Solo he tenido que darle al play, en un momento cualquiera del día, de un mes cualquiera, para darme cuenta de la evidencia: que esta chica tiene algo muy pero que muy especial. Porque aunque sea una banda estable, la personalidad en la composición de esta londinense de ascendencia italiana, es abrumadora. Casi puedes respirar su perfume, recomponer su cara sin haberla visto, conocerla sin haberla conocido.
Odio que un disco se llame como el grupo, la verdad. Pero el ANNA CALVI de Anna Calvi, sin embargo, sí que hace honor a su título: es una presentación en toda regla de una artista que, con toda seguridad, va a ser una estrella. Anna Calvi está llamada a hacer grandes cosas en la música, o al menos eso se desprende de su primer trabajo. Y no solo porque éste le haya valido para ser nominada al Mercury Music Prize (que inevitablebemente habría de llevarse PJ Harvey), o porque hace justo un año estuviera entre los finalistas del BBC's Sounds of 2011. Está claro que es un gran trabajo, pero esconde algo mucho más importante: el nacimiento de una auténtica personalidad musical. Después tendrá que crecer, desarrollarse y consolidarse, pero ya ha nacido.
A parte de las obviedades comparativas, del claroscuro británico de PJ, de la profundidad horizontal de Cat Power, del corazón entregado de todas las damas del soul femenino, a parte de que por Anna Calvi pasen el rock de los '90, el eco de los '80, y la inspiración de los años '70, sobre todo, suena original, vital, pura y muy real. Aunque en sus composciones haya elementos muy clásicos, más allá de la música contemporánea, su paso es firme, seguro y arriesgado; siempre hacia adelante, con mucho valor.
Para mí la clave de su encanto está bellísimamente ejemplificada en First We Kiss: una voz entera, acompañada del susurro acústico de una guitarra, que se va abriendo como la flor más majestuosa; con una sombra eléctrica y post-rockera sobrevolando. Porque cuando el tema se abre, y aparecen los violines, rodeados de redobles y platos valerosos, y unos coros acompaña su voz, en lo más alto, ves realmente hasta donde pueden extenderse los dominios y la creatividad musical de esta chica. ANNA CALVI es un Cd que promete ser el primero de mucho igual de buenos o mejores, pero es también un Cd potente y coherente, con entidad propia y un sonido muy bien caracterizado. Destacan en él el claroscuro barnizado y un poco barroco que se respira, por ejemplo, en I'll Be Your Man, Love Won't Be Leaving o No More Words, los tonos ascendentes de Susan And I, Blackout y Desire, y ese suspense fronterizo y general que se vierte sobre todo el disco. Anna Calvi parece contarnos, en casi todas sus canciones, historias inacabadas: pequeños misterios de la intimidad y las relaciones humanas, grandes secretos contados al oído, a base de cálidos susurros. Por eso gusta tanto cuando su voz es total, y sube tan alto que solo los violines y los pájaros pueden hacerle compañía.
Ya veremos qué hay más allá del ANNA CALVI en Anna Calvi. Por el momento, nos ha dejado el que ha sido uno de los discos del año. Pero seguro que dentro de muchos años nos acordaremos de 2011, más que por su disco de debut, por el hecho de que fue entonces cuando nació la estrella.
A esta chica la escuché, por el rabillo de la oreja, a principios de verano en el Día de la Música Heineken de Madrid, sin saber quién era, y sin hacerle mucho caso. Recuerdo haber comentado algo que se suele decir en los festivales cuando oyes algo que no conocías hasta el momento: "Oye, pues mola esta tía, eh?". Pero no siempre vuelves a casa y acoplas de inmediato esa novedad en tu día a día musical. Y yo, en este caso, he tardado medio año en rendirme al encanto de Anna Calvi. Solo he tenido que darle al play, en un momento cualquiera del día, de un mes cualquiera, para darme cuenta de la evidencia: que esta chica tiene algo muy pero que muy especial. Porque aunque sea una banda estable, la personalidad en la composición de esta londinense de ascendencia italiana, es abrumadora. Casi puedes respirar su perfume, recomponer su cara sin haberla visto, conocerla sin haberla conocido.
Odio que un disco se llame como el grupo, la verdad. Pero el ANNA CALVI de Anna Calvi, sin embargo, sí que hace honor a su título: es una presentación en toda regla de una artista que, con toda seguridad, va a ser una estrella. Anna Calvi está llamada a hacer grandes cosas en la música, o al menos eso se desprende de su primer trabajo. Y no solo porque éste le haya valido para ser nominada al Mercury Music Prize (que inevitablebemente habría de llevarse PJ Harvey), o porque hace justo un año estuviera entre los finalistas del BBC's Sounds of 2011. Está claro que es un gran trabajo, pero esconde algo mucho más importante: el nacimiento de una auténtica personalidad musical. Después tendrá que crecer, desarrollarse y consolidarse, pero ya ha nacido.
A parte de las obviedades comparativas, del claroscuro británico de PJ, de la profundidad horizontal de Cat Power, del corazón entregado de todas las damas del soul femenino, a parte de que por Anna Calvi pasen el rock de los '90, el eco de los '80, y la inspiración de los años '70, sobre todo, suena original, vital, pura y muy real. Aunque en sus composciones haya elementos muy clásicos, más allá de la música contemporánea, su paso es firme, seguro y arriesgado; siempre hacia adelante, con mucho valor.
Para mí la clave de su encanto está bellísimamente ejemplificada en First We Kiss: una voz entera, acompañada del susurro acústico de una guitarra, que se va abriendo como la flor más majestuosa; con una sombra eléctrica y post-rockera sobrevolando. Porque cuando el tema se abre, y aparecen los violines, rodeados de redobles y platos valerosos, y unos coros acompaña su voz, en lo más alto, ves realmente hasta donde pueden extenderse los dominios y la creatividad musical de esta chica. ANNA CALVI es un Cd que promete ser el primero de mucho igual de buenos o mejores, pero es también un Cd potente y coherente, con entidad propia y un sonido muy bien caracterizado. Destacan en él el claroscuro barnizado y un poco barroco que se respira, por ejemplo, en I'll Be Your Man, Love Won't Be Leaving o No More Words, los tonos ascendentes de Susan And I, Blackout y Desire, y ese suspense fronterizo y general que se vierte sobre todo el disco. Anna Calvi parece contarnos, en casi todas sus canciones, historias inacabadas: pequeños misterios de la intimidad y las relaciones humanas, grandes secretos contados al oído, a base de cálidos susurros. Por eso gusta tanto cuando su voz es total, y sube tan alto que solo los violines y los pájaros pueden hacerle compañía.
Ya veremos qué hay más allá del ANNA CALVI en Anna Calvi. Por el momento, nos ha dejado el que ha sido uno de los discos del año. Pero seguro que dentro de muchos años nos acordaremos de 2011, más que por su disco de debut, por el hecho de que fue entonces cuando nació la estrella.
Pues me han entrado ganas de escuchar a esta chica, oiga! Jeje a ella le gustaría lo que has escrito. Mira que si todavía no se le ha subido a la cabeza, se lo mandas y te convierte en su crítico fetiche? ;-)
ResponderEliminar¡Qué me convierta en lo que quiera!! :D
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