TV ON THE RADIO



La serpiente del millón de pieles.

TV on the Radio no es un grupo más, es una de esas bandas de culto, inclasificables, llamadas a marcar el camino para las próximas generaciones de músicos (con algo en la cabeza). Su sonido no tiene nada que ver con casi nada que hayamos escuchado antes. Cada una de sus canciones son como enteros ecosistemas, diferenciado entre sí, pero cuyas fronteras son absolutamente ilocalizables. Son ecosistemas vivos, cambiantes, en constante mutación: TV on the Radio son la serpiente de un millón de pieles, sibilina y astuta; un organismo perfecto, con coraza de rock y la sangre negra.

Desde su nacimiento en 2001, esta banda de Broocklyn la integraban Tunde Adebimpe, de origen nigeriano, Kyp Malone, David A. Sitek, que también los produce (el único blanco, por cierto), y el recientemente fallecido Gerard Smith. Murió el 20 de abril, el día que el Real Madrid le ganó la Copa del Rey (o chupito) al Barça; y por muy culé que sea, no fue esa, ni de lejos, la mala noticia del día. Con su 5º Cd recién salido al mercado, ya sabíamos que su grabación se había visto irremediablemente marcada por la enfermedad del bajista, que además fue fulminante. Muchos notamos en NINE TYPES OF LIGHTS un ligero acento de tristeza, y su efusividad musical bastante rebajada. Eso sí, sin perder un ápice de calidad y de esa capacidad de asombrarnos con cada canción.



Con TV on the Radio pasa como en el síndrome de Estocolmo, como en Átame: cada tema capta tu atención, secuestra tus oídos, los abren para que pasen todos sus múltiples instrumentos, te atrae cada vez más hacia su interior, como si el disco fuera un pequeño universo plagado de enormes y colindantes agujeros negros. Y cuando ya estás dentro, sientes que es un encierro voluntario; pero disfrutas tanto con la compañía de tus secuestradores, con sus voces de goma, que desearías que no te soltaran nunca.

No voy a discutir si me parece mejor este Cd que el Dear Science, el Desperate Youth, Love Thirsty Babes, el Ok Calculator, o que el inconmensurable Return To Cookie Mountain. Porque esta banda está madura desde las raíces; y los frutos, distintos en cada estación, son racimos perfectos de fraseos originales, provocativos y de alma funky. Tienen el flow de los Globetrotters, de la estética setentera, pero pasada por la trituradora del grunge, del punk, del postrock y del postpunk (por la trituradora de los 80-90, vaya).

Diría, eso sí, que el NINE TYPES OF LIGHTS es el disco más homogéneo: sin contundencias extremas, y sin caer en la melancolía evidente, aquí los TV on the Radio establecen una medular menos dispuesta al ácido, más realista, acomodada y, por decirlo de alguna manera, adulta y seria. Empieza Second Song con lo que parece un acordeón, y una voz, ambas de tendencia plañidera. Pero pronto, antes del minuto y medio, la banda lo despliega todo: guitarra, bajo, batería, base, y de pronto, Tunde cambia su voz. Realmente parece otro: no es posible que una voz tenga tanta profundidad. Parece una de esas plantitas que cambian su color mil veces en apenas unos milímetros; o ese chorro de agua, proveniente de dos grifos, que está caliente y frío al mismo tiempo. Agudos y graves, Tunde los abarca todos en la glotis.

En Keep Your Heart vuelve a pasar (como en casi toda la disografía): los estribillos, siempre agudos y melódicos, son más finos y volátiles; y en este caso, la cascadita de guitarra marca el ritmo, de constancia pasajera, no solo del tema sino del disco en general. Por este principio podríamos augurar un Cd con menos aristas, menos sonido enlatado en distorsiones y efectos; aunque TV on the Radio sean los maestos del sonido metálico, los orfebres del postrock artístico. Porque sí, tal vez sea el disco más artístico de los de Broocklyn.

Sin salirse de esa línea elegantona, recuperan su vertiente funky y hiphopera (muy sutil, como de laboratorio) en You, que es un temazo que se mueve por sí solo, que baila consigo mismo, y sobre todo en No Future Shock. El funky de TV on the Radio es único y casi imperceptible; distinto y conceptual. Parece que llegan a él desde donde nadie antes se había acercado: como accedieran entraran por una puerta de atrás que nadie conocía, como venidos del rock, haciendo el camino inverso. Este temazo termina con vientos en fiesta, con un festival de ritmo entre lo caribeño y lo raggae. Y cuando solo ello pueden parar la inercia, cada vez más arrolladora del Cd, lo hacen con Killer Crane: una dulce balada, como de juglar posmoderno, suspendida entre gatillo y gatillo.

Porque en seguida suena Will Do: todos los discos de TV on the Radio tienen un temazo que destaca por encima del resto de canciones, y en NINE TYPES OF LIGHTS, es este. Tiene el ritmo más descaradamente callejero, aunque sobrado de elegancia y nobleza. Es un poco como el primer tema de un rapero que ya es veterano, como si hubieran cruzado una frontera de madurez que ya no tiene vuelta atrás. La provocación suena más a amenaza de padre que a insulto de crío, pero la tintura adulta a TV on the Radio le sienta bien, como las canas a George Clooney. Pero los de Broocklyn son factoriales: conservan, pese a las mutaciones, todas las características y elementos sonoros con los que han ido creciendo. En New Cannonball Blues realmente parecen el último peldaño que ha alcanzado la música negra, la completa sofiscticación de un sonido milenario (no nos pasemos, dejémoslo en centenario).Y de nuevo los vientos en fiesta.

El final del Cd no es tan bueno como su principio. Repetition es ya un ejercicio de rock más o menos convencional, con la acentuación pertinente de esa faceta adictiva y obsesiva de su sonido. Flaquea sobre todo en Forgotten, porque de repente huele a final sin previo aviso, y casi te entran ganas de que, efectivamente, acabe y puedas pararte a pensarlo. No obstante, reservan para el verdadero final el ritmo engreído (con permiso de Will Do): Caffenaited Consciousness combina ese hiphop rockero de Beastie Boys o Rage Against the Machine con un estribillo que podría haber sido extraído de un The Best of Red Hot Chili Peppers. Que tampoco es mala, por supuesto que no; pero es la primera vez que los TV on the Radio nos recuerdan a otros grupos.

Supongo que estará siendo una gira extraña para los de Broocklyn; sin Gerard Smith. Es quizá lo único que lamento no haber hecho este verano: verles en directo. Supongo también que tendré ocasión de hacerlo en un futuro, porque la banda parece que sigue adelante. Habrá que ver cómo afecta a su sonido a medio y largo plazo. Desde luego, parece difícil que este acontecimiento, por dramático cortante que pueda ser, pueda empañar o minar la extraordinaria trayectoria de este grupo. Para mí, una de las guías de innovación más imporantes de la música actual; una de las bandas por las que ha mereceido la pena esta última década.

WASHED OUT




Cuando el pop encontró a la electrónica.

La mayoría de la gente cree, en mi opinión erróneamente, que está ya todo inventado, sobre todo en el campo del arte. ¡Qué arrogancia presentecentrista! ¿Qué sentido tendría seguir aquí, creando y reflexionando? Lo que pasa es que la gente espera ver lo nuevo, lo innovador, saliendo de debajo de una sábana, en la camilla de algún inventor chiflado y mediático. El Renacimiento no surgió al descorrer un telón, sino a través de pequeños y encadenados avances, muchos de ellos inadvertidos, protagonizados por diversos genios a lo largo de muchos años.

Lo mismo ha pasado con muchos de los estilos musicales que ahora se practican, o que se han practicado en el último medio siglo. Algunos, sí, han sugido de un pionero icónico, rompedor y referencial, de alguien que, en efecto, hizo lo que nadie antes había hecho. Pero por lo general, los estilos brotan donde el caldo de cultivo está poblado de pequeños inventores, más o menos cuerdos, autoinfluenciándose con cercanas referencias que, con el paso del tiempo, generan un corpus musical reconocible y caracterizable. En ese sentido, el panorama musical se parece a esos mapas del mundo de noche, donde no hay fronteras, y solo vemos las diversas aglomeraciones humanas por los puntos de luz que marcan las ciudades. Ahí donde acude más gente, donde haya unión entre los puntos de luz, habrá un estilo de música.




Washed Out (Ernest Greene) es uno de los referentes indispensables del chillwave, una tendencia enmarcada en el electropop, que trataré de traducir en base al WITHIN AND WITHOUT, el primer Cd de Greene. Neon Indian, que acaba de editar un brillantísimo segundo álbum, Toro Y Moi, MGMT, incluso Animal Collective, Four Tet o Caribou, y en otro lenguaje un poco distinto, The Rapture, Unknown Mortal Orchestra o el propio Ariel Pink, son algunas de las demás referencias imprescindibles de un estilo que, aunque incipiente, ya tiene grandes iconos mediáticos (Of Montreal o Architecture in Helsinki, por ejemplo). Es como una ciudad creciendo en la noche en medio de la nada, a medio camino entre muchas cosas, creciendo sin tener en cuenta las fronteras.

Son muy distintos entre sí todos estos grupos: hablando del WITHIN AND WITHOUT no explico nada de Caribou, por ejmplo; pero me parece un Cd bastante paradigmático de una tendencia muy nueva: lleno de elementos que la definen y la caracterizan.

Para empezar, el disco se mueve siempre en un ritmo electrónico de downtempo, donde la ambientación está por encima de la percusión, que es de garito, ritmo de música de noche, de baile, de pista, de contoneos de evasión con los ojos cerrados, suaves y armónicos. Un ritmo que, si se me permite, entró en el panorama indie de mano de Arcade Fire: es aquel que prevalece en el Funeral, aquel con el que termina toda celebración humana, ya sea de la vida que de la muerte. Es el ritmo de Wake Up, de Haití y, sobre todo, de Rebellion. El que retoman luego en The Suburbs con Half Light II y Sprawl II. Los canadienses, entre otras cosas, son los porteros que abrieron la puerta del indie a la fiesta. Como si hubieran dado permiso a todos para meter el garito en la música y no al revés, donde muchas veces entrea con calzador.

Pero nada tiene que ver Washed Out con Arcade Fire. Solo es un tío con buen gusto que hace una electrónica muy soft; tiene un punto de velocidad más que el downtempo, pero lo compensa su enorme capacidad ambiental: en ningún caso el ritmo desborda la melodía, que es dulce, elegante y enternecedoramente pop. Washed Out, más en este Cd que en su primer trabajo, el Ep Life Of Leisure, dibuja unas canciones sencillas, sin acidez alguna, poperas, revestidas de esa electrónica new wave de paredes blancas soleadas. En el Ep, si acaso, ese pop es algo más alternativo, psycho y synth popero, y hasta post-algo.

WITHIN AND WITHOUT es un sonido ya trabajado, preparado para gustar a más gente, con influencias y recuerdos a otros sonidos mucho menos evidentes que en el Ep, con aspecto de producto pulido, terminado y compacto. Da la impresión de que necesita menos ornamentos de sonido para expresar algo que, además, está más claro. No es una electrónica instrumental, y de hecho las voces tienen una presencia mucho más central y melódica. Se respira todo el rato una atmósfera un tanto mágica y elegante, como de pausado hedonismo. La atmósfera propia del dreampop.

El disco ha sido unánimemente bien recibido por la crítica, incluso muy bien diría yo. Me resisto a infravalorar lo sencillo; y en este caso, la fórmula de Washed Out me parede una vitrina bien limpita donde apreciar algunos de los elemento sonoros, y todas las buenas intenciones de los músicos del chillwave. Greene se aleja mucho de la electrónica al uso, pero forma parte del núcleo que está dando corpus a un estilo nuevo: quizá el primero que realmente ha hecho posible la unión entre la electrónica y los estilos generacionales (léase en este caso, pop). Soft, Far Away y Before, mis temas favoritos.


...AND YOU WILL KNOW US BY THE TRAIL OF DEAD




...And You Will Know Us By The Trail Of Dead, con todas las letras. 

Tienen un nombre tan imposible de recordar como inconfundible. Nadie en su sano juicio rechazaría la abreviatura que se ha terminado imponiendo, pero seguramente ignorarían el tremendo significado simbólico del definitivo desprendimiento de palabras en su nombre. ...And You Will Know Us By The Trail Of Dead no es lo mismo que Trail Of Dead, o eso creí entender al verles en directo en el Paredes de Coura 2011. Tuvieron su momento, pero por desgracia, éste parece haber pasado ya. Voluntaria o no, su evolución marca un desinfle importante en las virtudes que les hicieron romper los moldes. SOURCE TAGS & CODES fue el momento: aquel en el que todas y cada una de las palabras simbolizaba un buen motivo para escuchar ...And You Will Know Us By The Trail Of Dead

Al margen del cambio de componentes, y del progresivo cambio de estilo, a parte de que califiquemos este disco como post-rock, o incluso post-hardcore, y a los últimos como mero ejercicio de pop-pock alternativo, lo que más decepciona de su evolución es que, salvo el SOURCE TAGS & CODES, ninguno de sus otros Cds te marca realmente. No quita que sean buenos: hay un montón de discos que te entran despacio; que al escucharlos parece que tenemos puesto un impermeable, que todo nos resbala: cada nota, cada canción. Entré en este grupo por el So Divided y por el Worlds Apart, que te permiten apreciar la calidad del grupo; incluso generaron en mí deseos de verles en directo. Y ya ahí me llevé el primer chasco.



Pero es que el SOURCE TAGS & CODES sí que te marca: sí que reconoces, desde el mismo instante en el que suena por primera vez, cada nota, cada canción. Como si ya las conocieras de antemano; como si siempre hubieran estado ahí, agazapadas en tu mente esperando a que tu mano sobre el play las iluminara, las despertara. Con buen oído y paciencia te gustarán los demás discos, porque son buenos: como esos platos ultracondimentados tan ricos de los restaurantes. 

Pero este es otra cosa: no valen la paciencia ni la espera. Es ya, es todo a la vez. Es un torrente, no de intenciones, sino de actos. Un boceto hecho en directo, inmediato, sin preparación alguna: de ritmo voraz, parece haber nacido fruto del primer ensayo, como si fuera el discurso apresurado e improvisado de quien no ha dicho nunca nada, y a la primera, lo suelta todo de golpe, sin pensarlo; sin pensar que es toda la verdad, sin rodeos ni subterfugios. Son un chute de leche condensada; los macarrones con tomate improvisados que, a las 6 de la mañana, cuando llegas borracho a casa, te saben a gloria, justo a lo que tú querías comer. Aquí sí que son ...And You Will Know Us By The Trail Of Dead, con todas las letras.

It Was There That I Saw You abre el disco con salto speedico de la cama, un impulso fuerte de electricidad, se da un respiro y, con el mismo salto, con la misma zancada, empieza a caminar; paso a paso, canción a canció; siempre firme y voraz. De esta primera piensas que es un temazo, pero con Another Morning Stoner sabes ya que es un discazo. Cada redoble está en su sitio, y te parece que siempre han estado allí, clavados, de un solo certero y preciso golpe. Conrad Keely y Jason Reece se intercambian guitarra, batería y la labor de cantante, pero me da igual quien hacía qué en esta canción: parace que a cada uno le sale del alma lo que suena de cada instrumento. 

Homage ya es casi un escupitajo de rock duro, tan primario que conecta directamente con el tuétano de nuestros sistema óseo. Las baquetas son tibias de algún homo habilis que cedió su cuerpo a la ciencia. Quizá por eso luego nos parece tan cálido el redoble de How Near, How Far, su bajo escalador, y el envoltorio agudo de las guitarras, que pugnan en la sombra por ver cual de las dos te consuela mejor. Ésta, Heart In The Hand Of The Matter y Moonson son las que más se parecen a lo que harán más adelante; pero aquí resulta sorprendente, y enriquece el Cd. Después, solo es la letanía de un estilo personal asentado y cómodo.

En Moonson ya vas entendiendo que la fiera se ha calmado. Incluso su final, parecería el perfecto final para un disco corto. Pero entonces llega Days Of Being Wild, como aquel inflexible Brezhnev, que volvió a proyectar la sombra funesta de su mano de hierro sobre la URSS, tras el pequeño interregno de Jrushchov, y su proyecto de desestalinización. ...And You Will Know Us By The Trail Of Dead son rama dura del PCUS en este álbum, y vuelven a la carga tras una leve relajación. 

De todas formas, el final del Cd parece tener una naturaleza distinta a la del principio. Parece que ha mutado durante su escucha, bajo nuestras propias narices. Days Of Being Wild era un espejismo, la última palabra del discurso de la bestia. Acaba por imponerse un rock más sosegado, ácido igualmente, pero más estático y moldeado. Relative Ways y Source Tags & Codes son la velocidad de crucero adecuadas que ha dejado la inercia de esos primeros impulsos, casi irracionales. Lástima que luego esa fórmula resulte caduca.

SOURCE TAGS & CODES es un disco que no deja indiferente a quien esté dispuesto a oírlo. Es un estilo estridente, directo, aguerrido, y puede no gustar a mucha gente de buen gusto; lo entiendo. Pero a las esponjas auditivas como yo, estoy seguro, les impresionará la intensa claridad de la idea de rock que estos señores tenían en 2002.


Fotos de Pablo Luna Chao, Paredes de Coura 2011.