YUCK



Pop veraniego en primavera.

Penetrar en el álbum de debut de Yuck puede resultar un ejercicio un tanto deconcertante. Es como si abriéramos una vulgar cebolla y, capa tras capa, su naturaleza cambiase del blanco al morado; limpia, sin mezclas chirriantes, ni colores de aguachirri. Llevo un mes escuchándolo y aún no sabría decir si los londinenses son poperos que coquetean con el viejo grunge, o ruidosos amantes de noise domados a golpe de cercana influencia. YUCK, de todas formas, es el debut de un grupo muy prometedor (preseleccionados para el BBC Sound of 2011), que volverá en breve a nuestro país (Primavera Sound y Día de la Música de Madrid).

Si las primeras notas del Belong de The Pain of Being Pure at Heart suenan a Smashing Pumpkins, las del YUCK de Yuck suena a Sonic Youth. Get Away tiene la de cal y la de arena: la suciedad de un bajo que se clava, de la voz enjaulada, y de una guitarra afinada en el tono de Seattle, y la suave textura de una batería pop, con pandereta, y de la otra guitarra, cálida y serena. Nada Surf son maestros en combinar esas dos facetas, pero Yuck se ofrecen, con The Wall, Shook Down y Sunday, como dignos competidores de los norteamericanos.

Y cuando nos acomodábamos en ese plácido pop-rock de cálidas acústicas, rompen el molde con Holing Out, recordándonos a base de distorsión que son británicos, súbditos de su majestad. Lo bueno de Yuck es que sus canciones no son complejas, pero tienen estructuras ricas, y elementos compositivos refrescantes y muy interesantes. En ese sentido, y sobre todo en Suicide Policeman y Georgia, recuerdan un poco a Yo La Tengo y a The Pains of Being Pure at Heart: un pop veraniego en primavera, maduro desde las raíces, con un dúo en stereo de géneros que da paz y esperanza, y un brillo profundo y firme desde el fondo de la sencillez.

A la altura de la pista 8 estoy casi convencido de que, en realidad, se trata de otro disco más de pop, de un grupo que se supone que viene a salvar el rock. Y desde luego que podrían hacerlo...si hubiera algún rock que salvar de algo. Pero entonces Operation irrumpe en escena, y vuelve la confusión. ¡Bendita confusión! Acordes, estrofas y distorsiones que recuerdan a Dinosaur Jr, a Pavement, a Sonic Youth. Son como pequeñas pepitas de metal duro entre suelo arcilloso.

La polivalencia musical de Yuck queda clara en el cierre del álbum. Rose Give A Lilly, en plano instrumental (el temita podría ser de Piano Magic, Mogwai o Explosions In The Sky perfectamente), y Rubber, por la occidua y gruesa distorsión, están más cerca del post-rock que del sonido general del disco en sí. Demuestran, en general, buenas dotes en el susurro melódico, y detalles de un noise muy rejuvenecido que no desdibujan el tierno sabor de boca colectivo del Cd. YUCK sabe a varias cosas, pero todas están ricas y combinan bien, tanto en el plato como en el estómago.

Estoy deseando que Yuck le de la razón a la BBC. Su disco es bueno, con repertorio suficiente como para enganchar al público con su ruido alegre y destensado. Volveremos a comprobarlo el sábado 28 de mayo en Barcelona, y el domingo 19 de junio en el Matadero de Madrid. Espero que con ellos dé comienzo, (no) oficialmente, el verano en la capital.





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