BOWERY ELECTRIC



No es tan lagro el trecho que separa al shoegaze del trip-hop, y éste ha sido recorrido, en cuatro etapas y seis años, por este dúo de NYC. En 1994 parecía todo dicho en la escena más apática y lánguida del rock eléctrico, pero Bowery electric nacía para desarrollar una sorprendente evolución electrónica de la retórica oscura y reverberada del sonido shoegazing.

En su debut (Bowery electric, 1994) marcan el inicio con una propuesta académica, potente y "adecuadamente aburrida": voces melancólicas y sombrías, largas distorsiones pendulantes y un comandante y melódico bajo acompañan a ese ritmo pegajoso y tentador del que nace el rap y la elegancia del trip-hop que inventaba Miles Davis, Herbie Hancock o Geoff Barrow (Portishead) desde hacía un par de años. El duo Lawrence Chandler - Martha Schwendener contó con un batería de mano experta y cansina, encarnando el latir cadencioso que, más tarde, sería robotizado; un latir que nace y muere bien cerquita de Gales, en el corazón de Bristol y de Beth Gibbons.

Lo que siguió de Bowery electric fueron dos discos de experimentación electrónica (Beat, 1995; Vértigo, 1997): la luz, poco a poco, va entrando en los dilatados compases, y el teclado esconde, gradual y educadamente, a guitarras y pedales. Batería en extinción: una simple base y el bajo marcarán la pauta. Pero, sobre todo, experimentación (incluso remixes) y entrada de luz.

Nada más poner el esperadísimo LUSHLIFE te das cuenta de que tienes algo bueno entre manos. No han perdido el tiempo en estos tres años. Un nacarado trip-hop emana (y sorprende, por delicado) de la armoniosa conjunción instrumental. El nuevo sonido se basa en estructuras domadas, refinados arreglos de azulado fondo, sutiles gotas de eléctrica, y en el mismo bajo de siempre, potente y rompehielos. El ritmo, marcado por una base de aguja de zafiro y surcos en stereo, es 100% trip-hop, 100% Bristol. El LUSHLIFE es, seguramente, la última gran noticia en esta escena en los últimos 10 años: un sonido tan tenue que resulta cuasi imperceptible, cuasi perecedero ante la luz del nuevo siglo.

En resumen, quien (como yo) disfrute con Bethany curve disfrutará con el primero de Bowery electric; quien (como yo) ame a Portishead por encima de casi todas las cosas de este sucio mundo, disfrutará con el LUSHLIFE de Bowery electric. Lushlife

Floating words

DEAD MEADOW



Coincidencias; o es que la genialidad va por familias.

The wire, última temporada: McNulty visita a sus hijos, ya adolescentes, que apenas le prestan atención. Uno juega a la consola; el otro acaricia su eléctrica, tras dar un concierto al que McNulty no asistió. Está decepcionado, apenas le mira y rechaza hacerle una demostración, a destiempo, de lo que hace con su grupo. McNulty va perdiendo su sonrisa y no acierta a bromear con la música que suena en la habitación: "Qué grupo es ese?" pregunta, "Dead meadow" responde su otro hijo, el de la consola. "Dead metal?", "No! Meadow, Dead meadow". "Y qué pasó con los Ramones...?". Ante lo cual los dos hijos se miran, tristes y avergonzados.

Y es que Jason Simon, vocalista de Dead Meadow, es el sobrino de David Simon, genio creador de The Wire y de Treme. Yo sabía que me sonaba de algo este grupo, y ahora por fin sé el por qué. El grupo nació antes que la serie, y creció en solitario e independiente hasta formar parte de la cartera de grupazos de Matador Records.

Provenientes de un sonido que recuerda al mismísimo Jimi Hendrix, Dead Meadow evoluciona hacia un rock maduro y experimentado, hacia un sonido calmado y potente en su pose, y que sabe a elixir de reconstrucción interior, a terapia de autosuficiencia. Los rifs de guitarra, los cambios de ritmo de la batería, los punteos con guagua y el claroscuro que evoca la conjunción de éstos con el bajo alcanzan la brillantez en sus dos últimos discos (Feathers, 2005; OLD GROWTH, 2008).

La arrogancia en la voz de Jason casa perfectamente con el sonido provocador y semiacústico de las cuerdas, y con el ritmo soberbio, prepotente, con la inmensa llanura estival que crea la batería. Si el Feathers es, seguramente, la consagración del sonido de este grupazo, OLD GROWTH es una pequeña demostración más de la progresiva dilatación de los horizontes musicales de los de Washington DF.

Un sonido particular, atractivo y que genera cierta adicción. Gustará a quien pueda pasar de un dico a otro de Pearl jam sin disminución de entusiasmo, a quien disfrute con Morphine, Calla, Pavement, o con el punto de dejadez de Richard Ashcroft (The verbe). Disfrutará con el FEATHERS y con el OLD GROWTH de Dead Meadow el verdadero amante del rock. De ese al que apenas se le pueden poner apellidos.


Let it all pass

What needs must be

At her open door

iLiKETRAiNS



Estos ingleses parecían un grupo más de post-rock instrumental hasta que Guy Bannister abrío la boca. Los solitarios punteos, el acompañamiento distorsionado y la batería en íntima progresión no son lo que más distingue a iLiKETRAiNS entre otros muchos grupos parecidos. Cuando Guy no canta/declama todo parece normal, hasta anodino: el sonido nos recuerda a Explosions in the sky, a Yndi halda; pero apenas ocurre, por suerte.

Cuando Guy canta/declama, a modo chansón francesa, o emulando al gran Leonard Cohen, con su voz profunda, sabia y en la más absoluta y derrotada paz. Después los instrumentos, como impulsados por el escondido halo de esperanza que hay tras la voz, se revolucionan y buscan ellos también la gloria: una brillante y, a veces, resplandeciente batería de platos ligeros y redobles de caída libre es el oscuro telón de fondo de una guitarra y un bajo cargados de ilusión y de esa sensación tan cálida de que siempre hay un mañana.

Pero sobre todo es la voz, su forma de cantar, el profundo olor a muerte digna, a tierra mojada al amanecer que desprende. La imagen que evoca el baile de su tono, de montañas y verdes valles desiertos de vida occidental, y de problemas sin solución. Por triste y decaída que pueda ser, es un faro en la oscuridad. Es una voz que parece tan poderosa, que diría que el resto del sonido nace de ella, de su voluntad, que los instrumentos no son más que sus extremidades ocultas, las de un cuerpo fuerte y recio oculto por la sombra.

Pese a la cercanía con cualquier otro grupo de post-rock instrumental, iLiKETRAiNS no lo es. Muy del agrado de quien adore a Mogwai, aunque más limitados y vocalistas, o a September malevolence. Quien difrute con Piano magic, con los abismos de Hope of the States y con el súper-eco desarrollado del rock progresivo disfrutará, sobre todo, con el ELEGIES TO LEASSONS LEARNT de iLiKETRAiNS, algo más generoso que el anterior y también cojonudo PROGRESS REFORM (pero no tan refinado).


Twenty five sins

The deception

Spencer Perceval

MOJAVE 3



Parece como si aquel verano de 1995 Neil y Rachel se hubieran quitado un gran peso de encima. En febrero publicaban ese último, enigmático y pseudoelectrónico Pygmalion con Slowdive, y para octubre parecían haber ya superado esos traumas, heridas y dudas existenciales que parecen habitar en el interior mismo del shoegaze.

Las voces y el alma de Slowdive encontraron la paz aquel verano, dejaron algo atrás, algo roto y luminosamente sombrío que ya no volvería. En octubre, el océano musical del eco de las eléctricas se había calmado tras la tormenta, y el mismo susurro cantaba ahora el sonido de un nuevo día, de una nueva era.

ASK ME TOMORROW, de los rebautizados Mojave 3 abandona por completo la senda de la electrónica, para entrar de puntillas en una especie de dremapop americanizado, con interesantes influencias de grandes artistas que han evolucionado el country y el folk (desde Bob Dylan a Leonard Cohen, pasando por Nick Cave, Tom Waits o Neil Young). Inconfundibles sus voces, su hermanamiento y fascinación por el acompañamiento coral y su ritmo meloso. Pero ahora la batería solo marca el lento pasar de los minutos, como no queriendo molestar. Pocos efectos, cero artificios: Mojave 3 es natural y fluye tranquilo entre arpegios acústicos, violines y un piano que convierte en himno más de un tema.

El camino que sigueron se adentra aún más en un pop equilibrado y cada vez más alejado de las raíces de Rachel y Neil. Pero quien disfrute con los arriba mencionados, con Lambchop, con lo más tranquilo de Yo la tengo, con el Boy with the arab strap de Belle & Sebastian, con José González, Iron & wine, Bon Iver o Cat power, disfrutarán con el ASK ME TOMORROW de Mojave 3. Los que amen el lado oscuro de Slowdive, o a Bethany Curve, lo encontrarán interesante, pero ya. Unos que obtuvieron la paz...


After all

Sarah

Mercy (un paso más)

BARK PSYCHOSIS



El término "post-rock" fue utilizado por primera vez por Simon Reynolds (de la revista Mojo) en 1994 para describir el album HEX de Bark Psychosis. Lejos de los ruidos del noise y de los últimos coletazos del auténtico grunge, esta banda inglesa, personalizada en el genial Graham Sutton, nos regala un sonido acristalado, como de eterno atardecer, donde hay espacio para la cómoda experimentación, pero también para melodías dulces, envueltas en un suave y enigmático susurro, y para tímidas notas de jazz, ocultas tras una odenada y precisa variedad instrumental. Sus canciones parecen planear (a veces casi silenciosas) sobre nosotros, desnudas y delicadas, y parece que pueden romperse con un solo soplido

Diez años después Sutton volvió a rodearse de músicos para editar su segundo y, hasta ahora, último LP, CODENAME: DUSTSUCKER, con un sonido más concentrado y un poco más electrónico.

Aquellos que disfruten con la parte tranquila de Yo la tengo, con iLiKETRAiNS, Mogwai, Slowdive, Bethany Curve, Piano magic, o incluso con Low o Arab Strap, disfrutarán con el HEX y con el CODENAME: DUSTSUCKER de Bark Psychosis.


Big shot

Eyes and smile

The black meat