Hace pocos días el Congreso de los Diputados rechazó la nueva Ley de Economía Sostenible, que incluye la reformulación y el reajuste de los derechos de propiedad intelectual, la conocida como Ley Sinde, que pretende reconstituir el entramado de derechos que regulan la propiedad y el uso de los productos culturales tras la revolución y la no tan caótica anarquía que ha provocado la llegada de internet al negocio del arte audiovisual. Desde esta plataforma de comunicación cultural, hasta ahora, no nos hemos pronunciado abiertamente en contra ni a favor de dicha Ley, no hemos hecho apología de la libre descarga, ni apoyamos ni fomentamos el cyber–terrorismo o la plena eliminación de los derechos de propiedad de cualquier tipo. No obstante, y como la inmensa mayoría de las personas de nuestra generación, caeríamos en un imperdonable cinismo si no diéramos eternamente las gracias a esta década de inmensa libertad que ahora termina, a estos años de agigantados pasos hacia la democratización del arte y la información; seríamos cínicos si no admitiéramos que algo que a priori es ilegal nos ha proporcionado un mucho mayor bagaje cultural.
El libre acceso al material cultural beneficia a todo el mundo, evidentemente, menos a los que, como hasta ahora, ganaban dinero en base a un papel de intermediación entre artista y público. Es lógico pensar, por lo tanto, que al aparecer un mecanismo que hace prescindibles todas esas fases de intermediación, un mecanismo que permite al artista colocar su obra al alcance del espectador sin necesidad de nadie más, el negocio se transforme. Distribuidores, promotores y publicistas se convierten en innecesarios gracias a internet. Pensemos en ello como una especia de nuevo sistema de mercado que, como el sistema económico mundial, se rige por sus propias dinámicas, por sus propias leyes de oferta y demanda, un sistema que se auto-perpetúa y auto-gestiona en base a las actitudes de consumo.Dejando al margen cine y televisión, para quienes valen otro tipo de discursos, y en contra de lo que pueda pensarse o decirse, la salud de la música independiente es, hoy por hoy, excelente, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Ni la crisis económica ni el libre acceso al material producido han provocado que los artistas dejaran de nacer, ni que abandonen sus carreras, y ni siquiera que se vendan y compren menos Cds. Lo que ha provocado, en todo caso, es que se produzca mejor: con más calidad o apostando por sonidos más arriesgados y particulares. Lo que ha provocado, a largo plazo, es que el público sea más exigente, que no trague cualquier mierda promocionada hasta la saciedad, que no viva bajo la dictadura de las distribuidoras, que no sean ellas las que elijan qué se escucha en cada país, en cada ciudad. Ha provocado que todos hayamos accedido a los Beatles, a Pink Floyd, a la Velvet, a Neil Young, a Carlos Gardel, Lehonard Cohen, a la música de cualquier momento y de cualquier lugar. Internet ha hecho posible que el público español se pusiera al día. Nos ha hecho más cultos, musicalmente hablando. Desde aquí me gustaría plantear el debate: Ley Sinde de propiedad intelectual frente a las positivas consecuencias del libre acceso de la ciudadanía de un Estado al material cultural.
Enriquecimiento intelectual frente a la defensa de la propiedad. Y a un nivel más práctico: ¿El nuevo sistema de distribución musical (llamémosle internet) ha provocado el descarado aumento de eventos al que asistimos en nuestro país? ¿Hay más conciertos y giras que pasen por nuestro país ahora que hace 15 años? Y de ser así, y al margen de la subida de renta per cápita evidente: ¿Está esto directamente relacionado con la clara elevación del nivel del espectador medio español, con el mayor bagaje y preparación musical del público nacional? El redactor de este artículo cree firmemente en ello. Y, por supuesto, ese mayor bagaje se traduce también en una mayor calidad de las formaciones españolas, con mejores y mucho más variadas influencias.
No es que el negocio de la música esté cambiando, es que ya ha cambiado. Al margen de la pugna jurídica sobre los derechos de autor, sería estúpido pensar que internet, que ha alterado toda forma de vida humana, no vaya a transformar también un fenómeno de masas como es el musical. Los nuevos grupos, en lugar de esperar la llamada de la despótica empresa discográfica, pueden producir y colgar su música, y llegar en relativamente poco tiempo a llenar salas prestigiosas. Por lo general, y por raro que parezca, ahora el público accede antes a los grupos, y los grupos tienen mucha mayor y más rápida proyección. Así es como los mejores grupos de 2010 pasarán por los festivales españoles de primavera – verano de 2011. El Festival de Benicàssim y el Primavera Sound son ya citas obligadas en la gira de los más importantes grupos del momento. Lo mejor de la música independiente, y no tan independiente, se suelen reunir en la primavera barcelonesa y el verano, plagado de guiris, de la costa levantina. Ambos van sacando a la luz, poco a poco, confirmaciones y demás ases en las mangas, peleando cual celosas novias por un mismo hombre, con lo que se plantean dos eventos de proporciones bíblicas. Para que no nos pillen poco preparados, hemos preparado una lista con los mejores lanzamientos de 2010, como base de recomendación para los dos eventos más importantes (junto al Sónar) de 2011 a nivel musical.
Los más grandes, en general, defraudaron:
Exceptuando The Suburbs, de Arcade Fire, para algunos el mejor disco del año, o el Brother de The Black Keys, el resto de los esperadísimos lanzamientos de bandas ya reputadas no han colmado las expectativas de público y crítica: Cds como el 4º de Interpol, Heligoland, el 5º de Massive Attack o Come Around Sundown de Kings of Leon han decepcionado a muchos, por una clara pérdida de vitalidad, y por el paultino abandono de un sonido característico y lleno de energía. Por otro, álbumes como This is Happening, de LCD Soundsystem, o High Violet de The National, aunque no sean los mejores trabajos, ni de uno ni de otro grupo, han estado a la altura de sus impecables carreras.
El salón de la fama eleva su aforo:
Las buenas noticias empezaron, fundamentalmente, con bandas que definitivamente se han reivindicado: Beach House con su Teen Dream, Deerhunter con el aclamadísimo Halcyon Digest, Vampire Weekend con Contra, Caribou con Swim, el trío italo-japonés Blonde Redhead con Penny Sparkle, Yeasayer con su Odd Blood o el joven Matsson, The Tellest Man On The Earth con su The Wild Hunt, han dejado de ser promesas para convertirse en firmes realidades. En grupos de primera línea de cartel. Por otro lado, en el panorama nacional, grupos como Delorean, con su Subiza, Triángulo de Amor Bizarro, con Año Santo, El Guincho con Pop Negro, Standstill con Adelante Bonaparte, Havalina con Las Hojas Secas y, sobre todo, Maika Makovski, se han convertido en la vanguardia de la música contemporánea nacional. Y nacimientos como el de DePedro u Hola A Todo El Mundo hacen que seamos optimistas de cara al futuro panorama español.
Las estrellas de la década que viene:
2010 ha sido un gran año, musicalmente hablando, sobre todo por el masivo nacimiento de bandas nuevas, de jóvenes formaciones que más allá de la crisis y cabalgando la nueva ola tecnológica, han irrumpido con fuerza, con excelentes álbumes de debut que auguran brillantes futuros. Ha sido un año donde muchos primeros discos se han posicionado entre los 20 o 30 mejores de las más prestigiosas listas (Rolling Stone, AllMusic, Mondo Sonoro, Pitchfork). Y eso es buenísimo. Desde el indie electrónico de Twin Shadow, Broken Bells o Bear in Heaven al pop-rock de tendencia más postrockera de Wild Hothing, The Drums, Cloud Nothing o The Morning Benders, pasando por un amplísimo abanico de sonidos, tan evocadores como personales, de bandas como Surfer Blood, Tame Impala, Warpaint, The Bavarian Druglords, Lower Dens, o Beast Coast, todo el panorama de la música independiente se ha refrescado con la aportación de estas nuevas formaciones. Proyectos como Hidden Orchestra, Ariel Pink’s Haunted Graffiti han destacado por genialidad y originalidad, y nuevos supergrupos como Tired Pony o Grinderman han tenido críticas dispares, con evidente mejor acogida de la banda de Nick Cave.
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Los 50 de 2010:
- GRINDERMAN. Grinderman 2
- BEACH HOUSE. Teen Dream
- KLAXONS. Surfing The Void
- THE BLACK KEYS. Brothers
- BROKEN BELLS. Broken Bells
- KINGS OF LEON. Come Around Sundown
- BEST COAST. Crazy For You
- WAVVES. Kings Of The Beach
- SURFER BLOOD. Astro Coast
- ARCADE FIRE. The Suburbs
- VAMPIRE WEEKEND. Contra
- MAIKA MAKOVSKI. Maika Makovski
- ARIEL PINK’S HAUNTED GRAFFITI. Before Today
- LOWER DENS. Twin-Hand Movement
- DELOREAN. Subiza
- WILD NOTHING. Gemini
- CARIBOU. Swim
- BLONDE REDHEAD. Penny Sparkle
- HOLA A TODO EL MUNDO. Hola A Todo El Mundo
- INTERPOL. Interpol
- THE DRUMS. The Drums
- TAME IMPALA. Innespeacker
- TWO DOOR CINEMA CLUB. Tourist History
- MASSIVE ATTACK. Heligoland
- TIRED PONY. The Place We Ran From
- DEERHUNTER. Halcyon Digest
- THE MORNING BENDERS. Big Echo
- CRYSTAL CASTLES. Crystal Castles 2
- THE SOFT PACK. The Soft Pack
- BEAR IN HEAVEN. Beast Rest Forth Mounth
- EL GUINCHO. Pop Negro
- THESE NEW PURITANS. Hidden
- FOUR TET. There Is Love In You
- TWIN SHADOW. Forget
- THE BAVARIAN DRUGLORDS. 229
- CLOUD NOTHING. Turning On
- HOT CHIP. One Life Stand
- TOKYO POLICE CLUB. Champ
- THE NATIONAL. High Violet
- WARPAINT. The Fool
- HIDDEN ORCHESTRA. Night Walks
- TRIÁNGULO DE AMOR BIZARRO. Año Santo
- LCD SOUNDSYSTEM. This Is Happening
- THE BESNARD LAKES. The Besnard Lakes Are The Roaring Nights
- TITUS ANDRONICUS. The Monitor
- THE WALKMEN. Lisbon
- BROKEN SOCIAL SCENE. Forgiveness Rock Record
- OF MONTREAL. False Priest
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